Pero ese pequeño hombre aprenderá a desprenderse de todo dogma y nacerá en el una nueva teoría sobre lo que ve y cree real. Entenderá que de lo que el alma trata nada tiene que ver con el cuerpo que la contiene, y se volverá contra los superficiales que momentos atrás lo bautizaron con adjetivos.
Tal vez algún día se deje sedar por las masas; no por rendición sino por temor y pánico a una soledad continua que tarde o temprano lo encerraría en la eternidad.
Pobre ese hombre, no desea terminar sus días alejado del pueblo. Pobre, su alma deberá cubrir con mascaras y cortezas y no deberá pensar, sino temblar y manipular a todo quien, que sin intenciones de amar, quiera ver por debajo de esa mascara y desnudar su alma ante los ojos verdaderos del triste loco.
Pero el siempre sabrá, que fue, es y será quien ha descubierto una pequeña pieza del sentido de su vida, la que nunca limitó a moléculas, y liberó cuanto pudo de su esencia para ser recordado por todos ellos que como el nunca ignoraron como usar las armas que no dañan y que expresan lo que los ojos no ven ni verán jamás.
Romuel
No hay comentarios:
Publicar un comentario