lunes, 28 de septiembre de 2009

A todo aquel que se deslize minimamente y raspe los contornos de la realidad, dejando al descubierto solo un poco de su alma, quizás se lo mal interprete y se lo margine de los índices de normalidad, empujándolo a lo que la mayoría de realistas fundamentados en argumentos materiales han de llamar "loco".
Pero ese pequeño hombre aprenderá a desprenderse de todo dogma y nacerá en el una nueva teoría sobre lo que ve y cree real. Entenderá que de lo que el alma trata nada tiene que ver con el cuerpo que la contiene, y se volverá contra los superficiales que momentos atrás lo bautizaron con adjetivos.
Tal vez algún día se deje sedar por las masas; no por rendición sino por temor y pánico a una soledad continua que tarde o temprano lo encerraría en la eternidad.
Pobre ese hombre, no desea terminar sus días alejado del pueblo. Pobre, su alma deberá cubrir con mascaras y cortezas y no deberá pensar, sino temblar y manipular a todo quien, que sin intenciones de amar, quiera ver por debajo de esa mascara y desnudar su alma ante los ojos verdaderos del triste loco.
Pero el siempre sabrá, que fue, es y será quien ha descubierto una pequeña pieza del sentido de su vida, la que nunca limitó a moléculas, y liberó cuanto pudo de su esencia para ser recordado por todos ellos que como el nunca ignoraron como usar las armas que no dañan y que expresan lo que los ojos no ven ni verán jamás.

Romuel

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